Cuando pensamos en la Navidad, la mayoría evocamos imágenes similares: luces brillantes, árboles decorados, villancicos, intercambio de regalos y la figura universal de Santa Claus. Sin embargo, más allá de estas imágenes globalizadas, el mundo celebra la Navidad de maneras profundamente diversas, arraigadas en historias locales, creencias antiguas y climas tan distintos como las culturas que los acogen. Existen festividades navideñas que pasan desapercibidas fuera de sus fronteras, pero que encierran una riqueza simbólica y emocional igual o incluso mayor que las celebraciones más conocidas. Este artículo recorre algunas de las Navidades menos conocidas del planeta, aquellas que, lejos del bullicio comercial, mantienen vivas las tradiciones más singulares.
- La Navidad de Etiopía: el Genna del 7 de enero
En Etiopía, la Navidad se celebra el 7 de enero, y recibe el nombre de Genna. La fecha se debe a que la Iglesia Ortodoxa Etíope sigue el calendario juliano, trece días posterior al gregoriano. Lo más curioso es que la festividad no gira en torno a los regalos ni a los adornos, sino a la espiritualidad y a la comunidad.
Los fieles pasan la víspera en ayuno y oración. La noche del 6 al 7 de enero acuden a las iglesias, muchas de ellas excavadas en roca —como las célebres de Lalibela—, donde permanecen de pie durante largas horas. Los sacerdotes, vestidos con túnicas blancas y portando cruces doradas, dirigen los cánticos y las procesiones que llenan el aire de incienso y misticismo.
Al amanecer, se celebra una misa multitudinaria que conmemora el nacimiento de Cristo. Solo después llega el banquete: el doro wat, un guiso picante de pollo con huevo duro, y el injera, un pan fermentado que sirve de acompañamiento. Más que una fiesta material, el Genna es una renovación espiritual y una reafirmación de identidad.
- Las Posadas mexicanas: nueve noches de peregrinación
Entre el 16 y el 24 de diciembre, México celebra Las Posadas, una de las tradiciones navideñas más entrañables y simbólicas de América Latina. En ellas se recrea el viaje de María y José en busca de un lugar para alojarse antes del nacimiento de Jesús. Durante nueve noches, familias y vecinos se organizan para representar la peregrinación: unos piden posada cantando desde la calle, mientras otros responden desde dentro de las casas hasta finalmente permitir la entrada.
Una vez “aceptados”, comienza la fiesta: se rompen piñatas en forma de estrella, se reparten dulces, se cantan villancicos y se comparte ponche caliente. Las Posadas mezclan fervor religioso, espíritu comunitario y alegría popular, recordando que la Navidad también puede ser un acto de hospitalidad y solidaridad.
Si existe un país donde la Navidad parece no terminar nunca, ese es Filipinas. Allí, las celebraciones comienzan en septiembre y pueden extenderse hasta enero. Se dice que los filipinos viven los llamados “meses -ber” (septiembre, octubre, noviembre, diciembre) con espíritu navideño permanente.
El símbolo más característico es el parol, una linterna en forma de estrella elaborada con papel de colores o capiz (una concha marina translúcida), que representa la estrella de Belén. Miles de faroles iluminan calles y hogares, creando un ambiente de calidez y devoción.
El momento culminante es la Misa del Gallo o Simbang Gabi, una serie de nueve misas que se celebran al amanecer entre el 16 y el 24 de diciembre. Se cree que quien asiste a todas sus misas verá cumplido un deseo. Tras la misa, la gente disfruta de dulces típicos como el bibingka (pastel de arroz) y el puto bumbong (pastel morado de bambú). Esta mezcla de fe católica y alegría tropical convierte la Navidad filipina en una de las más luminosas y duraderas del mundo.
- La Navidad japonesa: una celebración sin religión
En Japón, menos del 1% de la población es cristiana, por lo que la Navidad no es una festividad religiosa. Sin embargo, el país ha reinterpretado la fecha con un toque propio, convirtiéndola en una ocasión para compartir amor y felicidad.
En lugar de cenas familiares o misas, el 24 de diciembre se considera una noche romántica, parecida al Día de San Valentín occidental. Las parejas cenan juntas, intercambian regalos y pasean bajo luces navideñas. El plato estrella, sorprendentemente, es el pollo frito de KFC, una tradición nacida en la década de 1970 gracias a una campaña publicitaria que asoció el pollo con la Navidad. Hoy, las reservas en los restaurantes de KFC se hacen con semanas de antelación.
Además, los japoneses preparan un pastel de Navidad (kurisumasu keeki), una esponja ligera cubierta de nata y fresas, símbolo de prosperidad y pureza. La Navidad japonesa es una demostración de cómo una tradición extranjera puede adaptarse sin perder su esencia emocional.
- La Navidad de Islandia y los 13 Jólasveinar
En Islandia, los niños no esperan a un solo Santa Claus, sino a trece Jólasveinar (o “chicos de Yule”), traviesos personajes del folclore islandés que descienden uno a uno desde las montañas, comenzando el 12 de diciembre. Cada noche, los niños dejan sus zapatos en el alféizar de la ventana: si han sido buenos, encontrarán dulces; si no, recibirán una patata podrida.
Cada uno de los Jólasveinar tiene una personalidad particular: Stekkjastaur roba ovejas, Pottaskefill lame los restos de las ollas, Hurðaskellir golpea las puertas… Son figuras a medio camino entre duendes y bromistas, hijas de antiguas leyendas nórdicas. Su madre, Grýla, es una ogresa que, según los cuentos, castiga a los niños desobedientes.
El 24 de diciembre, las familias islandesas intercambian libros y pasan la noche leyendo junto al fuego, en una costumbre conocida como Jólabókaflóð (“la avalancha de libros de Navidad”). Una Navidad que combina humor, literatura y mitología.
- La Navidad de Ucrania: el brillo del trigo y la estrella de Belén
En Ucrania, la Navidad se celebra también el 7 de enero y tiene un profundo sentido agrario y espiritual. Las familias colocan en el centro de la mesa un manojo de trigo seco llamado didukh, símbolo de los antepasados y de la fertilidad de la tierra.
La cena, llamada Sviata Vecheria, consta de doce platos sin carne ni lácteos, en honor a los doce apóstoles. El más importante es el kutia, un postre de trigo cocido con miel, amapola y nueces, que simboliza la vida y la abundancia. La velada comienza cuando aparece la primera estrella en el cielo, evocando la de Belén.
En muchas aldeas, grupos de jóvenes recorren las calles cantando kolyadky, villancicos tradicionales que mezclan temas cristianos y paganos. Esta combinación de devoción, cosecha y canto convierte la Navidad ucraniana en una celebración de la continuidad entre generaciones.
- Navidad en Australia: verano, playa y barbacoas
Mientras en el hemisferio norte la Navidad está marcada por el invierno, en Australia coincide con el pleno verano. Por eso, las imágenes tradicionales de nieve se sustituyen por playas, surf y parrilladas al aire libre.
Las familias se reúnen en los parques o junto al mar para hacer barbies (barbacoas) y compartir mariscos frescos o pavos asados. Santa Claus llega en tabla de surf o en lancha, y los villancicos se cantan bajo un sol abrasador.
La misa del amanecer y los festivales de luces mantienen el componente espiritual, pero la atmósfera general es relajada y festiva, reflejo de la cultura australiana. En un país tan diverso, la Navidad se adapta a su entorno natural sin perder su espíritu familiar.
Conclusión: un mosaico universal de esperanza
Las Navidades menos conocidas nos recuerdan que esta festividad, aunque asociada al cristianismo, trasciende credos y fronteras. En cada rincón del mundo, diciembre (o enero) se convierte en una oportunidad para renovar la fe, fortalecer la comunidad y expresar gratitud. Desde los templos excavados en la roca etíope hasta las playas australianas, pasando por los faroles filipinos y los duendes islandeses, la Navidad adopta múltiples rostros, pero conserva un mismo corazón: el deseo de paz y esperanza compartida.
Quizás sea hora de mirar más allá de los escaparates y los villancicos globales para descubrir que la verdadera magia de la Navidad se encuentra, precisamente, en su diversidad.
Feliz navidad y Feliz año nuevo 2026





