Cuándo será el próximo apagón eléctrico en España

El 28 de abril de 2025 pasará a la historia como uno de los días más críticos para la infraestructura energética de España. Ese día, un apagón eléctrico masivo dejó sin suministro a más de 50 millones de personas en la península ibérica, afectando no solo a España, sino también a Portugal, el Principado de Andorra y parte del sur de Francia. Este evento, considerado el mayor colapso eléctrico en la historia reciente de la región, ha encendido todas las alarmas sobre la seguridad, estabilidad y futuro del sistema energético nacional.

¿Qué ocurrió exactamente?

A las 12:33 del mediodía, un fallo súbito en varias infraestructuras eléctricas del suroeste peninsular provocó la desconexión casi inmediata de 15.000 megavatios (MW) de capacidad de generación eléctrica. Para contextualizar, esto representó cerca del 60% de la generación activa en ese momento en toda España.

En menos de cinco segundos, se perdieron más de 2.200 MW de potencia en provincias como Sevilla, Badajoz y Granada. Este descenso abrupto generó una cascada de desconexiones automáticas en el sistema, afectando redes de alta y media tensión. Aunque inicialmente se pensó en la posibilidad de un ciberataque, los primeros informes de Red Eléctrica Española y el Ministerio para la Transición Ecológica descartaron esta hipótesis, apuntando más bien a un fallo sistémico por sobretensiones y deficiencias en el diseño de protección ante variaciones súbitas.

Afectaciones sociales y económicas

El apagón tuvo un impacto devastador en múltiples sectores. En primer lugar, la sanidad se vio fuertemente comprometida. Varios hospitales públicos y privados informaron fallos en sus sistemas de respaldo, lo que derivó en la cancelación de cirugías y tratamientos vitales. En el Hospital Clínic de Barcelona, el sistema de historiales clínicos electrónicos se paralizó durante más de dos horas. En el Hospital Infanta Leonor de Madrid, se suspendieron 30 operaciones quirúrgicas y más de 250 pruebas diagnósticas.

Particularmente alarmante fue la situación en residencias geriátricas y domicilios de pacientes electro dependientes, donde se reportaron al menos dos fallecimientos atribuidos a la interrupción de dispositivos de soporte vital. Las cadenas de frío de alimentos y medicamentos también se vieron afectadas, lo que generó pérdidas económicas millonarias.

El sistema financiero y comercial tampoco quedó exento. Durante más de cuatro horas, no fue posible realizar operaciones con tarjeta en la mayoría de los comercios. Cajeros automáticos, estaciones de servicio, supermercados y plataformas digitales quedaron inoperativos.

¿Puede volver a ocurrir?

Aunque eventos de esta magnitud no son frecuentes, lo cierto es que el sistema eléctrico actual, especialmente en el contexto de la transición energética, presenta vulnerabilidades importantes. Algunas herramientas de inteligencia artificial han planteado, a partir del análisis de patrones históricos de consumo, meteorología y carga de la red, que existen fechas potenciales de riesgo de nuevos apagones, señalando el 25 de julio y el 17 de agosto como días críticos en verano.

Estas predicciones no han sido respaldadas por Red Eléctrica de España ni por el Gobierno. Sin embargo, sí han servido como catalizador para abrir un debate público sobre la resiliencia del sistema, la capacidad de respuesta ante emergencias y la necesidad de revisar los protocolos actuales.

Factores de riesgo

Entre los principales factores que pueden favorecer nuevos apagones se encuentran:

  • Alta dependencia de renovables sin suficiente almacenamiento: Si bien España ha liderado la integración de energías limpias como la solar y la eólica, la intermitencia de estas fuentes exige soluciones de almacenamiento masivo que aún no están completamente implementadas.
  • Obsolescencia de infraestructuras: Gran parte de la red eléctrica fue diseñada en el siglo XX, con tecnologías que no contemplan la flexibilidad y distribución actual de la generación energética.
  • Sobrecarga en nodos clave: Las zonas con alta demanda energética, como Madrid, Cataluña o Andalucía, pueden sufrir caídas si no se diversifica la producción o se fortalecen las líneas de interconexión.

Medidas correctivas y debate político

Tras el apagón, el Gobierno ha anunciado una auditoría nacional de infraestructuras eléctricas. Red Eléctrica ha comenzado la actualización de los sistemas de protección y desconexión para evitar fallos en cascada. Además, se ha propuesto aumentar la inversión en baterías de almacenamiento a gran escala y en redes inteligentes que permitan un control más dinámico del flujo energético.

En el Parlamento, el incidente ha reavivado el debate sobre el papel de la energía nuclear. Mientras que partidos como el PP y Vox abogan por extender la vida útil de las centrales nucleares como medida de respaldo energético, desde Unidas Podemos y otras formaciones progresistas se insiste en acelerar la transición hacia un modelo 100% renovable, pero con mayor inversión pública.

Lecciones aprendidas

El apagón del 28 de abril no solo evidenció la fragilidad del sistema eléctrico, sino también la escasa cultura de preparación ante emergencias por parte de instituciones y ciudadanía. La mayoría de hospitales, comercios, organismos públicos y hogares no contaban con protocolos claros ni medios alternativos para afrontar un corte prolongado.

Es imperativo reforzar la educación ciudadana en torno al uso responsable de la energía, fomentar el autoconsumo con respaldo (baterías domésticas) y establecer redes de emergencia que permitan la autosuficiencia energética mínima en caso de crisis.

¿Qué hacer ante un nuevo apagón?

Las autoridades recomiendan tener a mano:

  • Linternas y baterías.
  • Agua potable y alimentos no perecederos.
  • Cargadores portátiles para móviles.
  • Una radio a pilas.
  • Un plan de contacto familiar ante pérdida de comunicación.

Asimismo, los municipios deben reforzar sus planes de protección civil para asistir a las personas más vulnerables, especialmente mayores, enfermos crónicos y población rural.

Conclusión

El apagón eléctrico del 28 de abril de 2025 ha supuesto un duro recordatorio de los desafíos que enfrenta España en su transición hacia un sistema energético sostenible y resistente. Aunque no hay confirmación oficial sobre un próximo apagón, los riesgos están presentes y requieren atención urgente. La solución no pasa únicamente por más tecnología, sino por una mejor planificación, cooperación institucional y compromiso ciudadano. En el mundo interconectado y electrificado del siglo XXI, cada interrupción de suministro puede convertirse en una crisis multidimensional.